Por Dra. ILIANA VERÓNICA ORANTES
El Día Internacional de la Mujer es una fecha que se conmemora en muchos países del mundo a lo largo del último siglo el 8 de marzo reconoce la lucha de las mujeres por la reivindicación de sus derechos, la igualdad, la justicia, el desarrollo y la paz sostenibles. La Carta de las Naciones Unidas (1945), es el primer acuerdo internacional que afirma el principio de igualdad entre mujeres y hombres.
El movimiento del 8M se hace cada año más fuerte y poderoso, como cada una de las mujeres que lo componen. Grupos, asociaciones, fundaciones, ONG y mujeres en general siguen proclamando una lucha cada año por acabar con los acosos, asesinatos, violencia de género, brecha salarial y las desigualdades en todas sus formas.
Una realidad que duele.
¿Cuándo y cómo se logrará ese objetivo de igualdad y equidad? Todo está basado en filosofías humanas, sabiduría terrenal, llena de instintos y emociones que continúan provocando celos, contiendas y divisiones.
Lo más lamentable es saber que esta sabiduría humanista ha permeado aun las comunidades eclesiales donde observamos las mismas desigualdades en el servicio asignado por géneros, desestima por el intelecto y liderazgo femenino; sin embargo, no se puede negar que los ministerios fuertes, autosostenibles de las congregaciones tienen como motores de avances a mujeres.
Lucas 8 lo cita así: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.”
Las mujeres ofrendamos tiempo, recursos y capacidades, conectamos, producimos y avanzamos aun sin reconocimiento de los lideres o de la misma comunidad cristiana la cual en muchas ocasiones continúa motivando estas desigualdades a pesar de que la feligresía sea en su mayoría femenina.
La iglesia de Cristo debe ser un promotor y garante de justicia y equidad para la mujer teniendo los recursos valiosos del Temor a Dios como el principio de la sabiduría y el amor perfecto de Él en nosotros.
Santiago 3:16-18 NVI
Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas. En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para[a] los que hacen la paz.
1 Juan 4:18 RVR
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Así que, a la medida que cada uno muera a su propia mente carnal contaminada con las enseñanzas erróneas culturales que hemos transferido de generación en generación, asistiendo a la iglesia, pero viviendo otra realidad en los hogares; aprendiendo los legalismos, pero no viviendo la redención estaremos con la medicina guardada y el mundo enfermo. La iglesia, el cuerpo de Cristo es el modelo de cielo en la tierra de un reino de justicia y equidad, sin desigualdades ni roles de géneros estereotipados. Delante de Él todos somos justos, perdonados, perfectos y santos por el sacrificio de Jesús. Con iguales responsabilidades espirituales, físicas y almáticas, ese es el diseño original.
Reivindicación de un lugar teológico y social de la mujer.
Amo los encuentros que Jesús tuvo con cada mujer en el nuevo testamento, Él siendo Rabino, Doctor de la Ley, Hijo de Dios, el gran evangelista se detiene para restituir a una mujer en condiciones de discriminación y vulnerabilidad a su posición de Mujer, Hija, Sana y Amada.
Meditemos en el impacto social en el cual se encuentra la mujer del flujo de sangre (Marcos 5: 24 – 34), un desorden menstrual crónico, hemorragia uterina de más de doce años. Tal condición sería difícil para cualquier mujer de cualquier época, pero para una judía no podía pasar peor. No existía área de la vida de la mujer del flujo de sangre que no fuese afectada.
Sexualmente, no podía tocar marido. (Levíticos 15:24); Como ama de casa cualquier cosa que tocase era considerado impuro. Socialmente no podía saludar a nadie; porque si tocaba a alguien quedaba inmundo. ” (Levíticos 15: 22), Espiritualmente, no se le permitía entrar al templo y Físicamente, estaba agotada y socialmente sería desterrada. Ella había hecho ya su parte, había probado hacer de todo, había volcado todos sus ahorros financieros buscando la sanidad de su cuerpo, y cada día empeoraba. ¿Qué más le quedaba?
Cuando la mujer del flujo de sangre llega donde está Jesús, él ya está rodeado de gente. Jesús se dirige a ayudar a la hija de Jairo, quizás el hombre más importante de esa comunidad (Marcos 5:22-25).
Pero ella se dijo: “Si tan solo tocare el manto del Señor seré salva“, temeraria decisión. Para tocarlo debía tocar a la gente, si uno de ellos la reconocía, adiós milagro, seria juzgada y apedreada, ¿cómo tocar a un hombre tan importante como Jesús? Pero ¿Qué opción le quedaba?, no tenía dinero, ni influencias, ni amigos, ni soluciones. Lo único que tenía es una fe radical de que Jesús podía sanarla y una esperanza sublime de que lo haría.
Su mano toco el borde del manto, pero el dolor de los años de sufrimiento, discriminación social, religiosa y la vulnerabilidad en la que vivía llegó a tocar el corazón del Amado. Saco poder de Él, el poder del amor que restaura todo en todo.
Marcos 5 lo describe así:
32 pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. 33 entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. 34 y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Una responsabilidad para cumplir.
¡El busco!, Si Jesús se detuvo, detuvo su agenda diaria porque sabía que nadie puede tocarlo con tanta necesidad de amor e irse igual, Oh amor de Dios, que fuera que todas las niñas y mujeres que llegan a nuestras iglesias no pasen desapercibidas, sean atendidas en sus necesidades de estima, defendidas de la violencia intrafamiliar, librada de los abusos continuos, si tan solo detuviéramos nuestros programas establecidos y las buscáramos con la misma ternura de Cristo para sanarlas, veríamos milagros.
Jesús escucho su historia, le conto 12 años de padecimientos, y como mujer se lo ha de ver dicho hasta con detalles, paciente Jesús, ahí estaba el principal de la sinagoga esperándolo para que sanara a su pequeña hija, pero Jesús atendería primero a la que era suya, como padre responsable hablaría a su corazón para valorarla ante de los ojos de la comunidad. Nada era mas urgente en ese momento que su propia hija.
Si tan solo escucháramos las voces de las niñas mujeres, las miradas que nos gritan sus temores; para algunos son quejas y cuentos, pero para ellas es su vida la que está siendo destruida. Cuando los principales estamos ocupados en atendernos a nosotros mismos debemos ver la enseñanza del verdadero corazón pastoral de Cristo.
Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Su voz, varonil y tierna trae lo que la voz de un padre a una hija, identidad, valoración, respaldo, fuerza y coraje para ponerse de pie y vivir su propósito. ¡HIJA!, la única vez en toda la biblia que Jesús uso esa palabra fue para una mujer, su hija, la niña encerrada en el dolor hoy escucha la voz del padre celestial restituyéndola en amor.
CONCLUSIÓN:
Es entonces ahora en la iglesia de Cristo donde la mujer recibe la reivindicación de sus derechos, la igualdad, la justicia, el desarrollo y la paz sostenible. No es las Naciones Unidas quien ordena el acuerdo de principio de igualdad entre hombre y mujer, es Dios mismo el que nos creó a su imagen, semejanza quien lo dejo así escrito:
Gálatas 3:27-29 RV60
“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”.
Si los hombres en la iglesia aprendiesen la responsabilidad de guardar y labrar el huerto del corazón de sus hijas, su esposa, sus hermanas y tomaran la acción de hablarles diariamente con amor, valoración, protegiéndolas de sus dudas de identidad y fortaleciéndolas en el carácter de Cristo como a vaso frágiles, (así como el mismo Jesús lo hizo) seriamos la respuesta al día internacional de la Mujer.
¡Iglesia detente, reflexiona, escucha y ama!
Dra. ILIANA VERÓNICA ORANTES
Presidente de Junta Directiva de World Visión El Salvador.
Sobre la Dra Iliana Orantes
- Salvadoreña, con un Doctorado en Medicina, Educadora en Salud Sexual/Reproductiva, promotora de una Cultura de Paz, Sobreviviente de Cáncer Linfático Terminal la experiencia que hizo cambiar su visión de vida profesional.
- Capacitadora, asesora y conferencista en los temas relacionados con Relaciones Interpersonales Saludables, Sexualidad, Consejería Familiar, Cultura de Paz y Manejo de Conflictos. Liderazgo, Desarrollo del Carácter, Gestión del Talento Humano en instituciones educativas, empresas y organizaciones no gubernamentales nacionales e internacional.
- Fundadora del programa Guardadoras del Corazón un Taller semanal dirigido para mujeres, donde estudian los principios bíblicos que enseña cómo fueron creadas a la imagen y semejanza de Dios.
- Miembro de AGLOW INTERNACIONAL EL SALVADOR coordina AGLOW GENERACIONES, proyecto destinado a la atención de adolescentes y jóvenes educándolos en temas de identidad, estima y propósito.
- Miembro de la Junta Directiva de Alianza Evangélica de El Salvador.
- Miembro del equipo coordinador de Alianza Evangélica Mujer en El Salvador.
- Presidente de Junta Directiva de World Visión El Salvador.
