”Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.“
S. Mateo 2:11 RVR1960
ADORANDO EN NAVIDAD
por Carlos A. Zazueta
«Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle» —Mateo 2:1-2
«¿Cómo está su adoración en esta Navidad?»
La Navidad se trata, no solo de reconocer a Jesús como el Dios encarnado, sino de adorarlo. Y al hacerlo, debemos estar conscientes del tipo de adoradores que se acercan en adoración.
Al nacer Jesús, no fueron los líderes religiosos, ceremonialmente limpios de la época, ni los gobernantes con su séquito real quienes vinieron y adoraron al Niño Rey. Al contrario, fueron los humildes pastores y algunos astrólogos paganos, considerados inmundos por la elite religiosa judía del primer siglo, quienes vinieron y adoraron a Cristo el Señor.
Mateo expresa que estos magos del oriente «al ver la estrella [descansando sobre el lugar donde estaba el Niño], se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron» (Mateo 2:10-11). El lenguaje tan colorido que usa Mateo no permite que nos perdamos de vista del gozo con el que estos hombres adoraron. Excederse en tal gozo, es la esencia misma de la genuina adoración.
Pero, ¿qué hizo que la adoración de estos magos fuera auténtica? ¿Acaso sabían estos astrólogos paganos que estaban adorando al Dios-hombre o simplemente le estaban rindiendo homenaje a alguien que ellos anticipaban que sería un rey importante? Tal vez estos magos escucharon de los judíos exiliados en Babilonia acerca de la profecía de Balán en Números 24:17: «una estrella saldrá de Jacob, y un cetro se levantará de Israel».
Sin embargo, el lenguaje de Mateo va más allá de rendir homenaje a un rey humano. El nivel de compromiso que tuvieron estos hombres para llegar hasta donde estaba el Niño Jesús y el gran esfuerzo que realizaron para superar las inconveniencias del viaje, demuestran cuan intencionales fueron en venir y adorar a Cristo el Señor.
No se pierda el mensaje de los magos: si pecadores como estos pueden acercarse a Cristo y postrarse en adoración, también lo pueden hacer todos los pecadores por igual. Ellos pueden venir y adorar al Rey de reyes y Señor de señores Jesucristo.
La adoración auténtica implica compromiso y los compromisos a menudo implican inconvenientes. Si es un adorador auténtico, no permitirá que la distancia o los inconvenientes le impidan acercarse a su Salvador.
¿Cómo está su adoración esta Navidad? ¿Se basa simplemente en la conveniencia o realmente tienes a Jesús en alta estima? ¡Venga, tal como está, y adórele!