Escrito por Peter Goeman, Profesor del Seminario Teológico Shepherds.
Hay muchas razones para creer que las redes sociales llegaron para quedarse. Las redes sociales brindan una oportunidad increíble para conectarse con familiares y amigos, o para estar atento a las noticias, los deportes y el clima. Se estima que este año (2020), 3.6 billones de personas participarán en las redes sociales. Las redes sociales son inmensamente populares entre la generación más joven, ya que los jóvenes de 16 a 24 años pasan más de tres horas al día en las redes sociales.
La naturaleza masiva de las redes sociales requiere que los cristianos piensen críticamente sobre los pros y contras del uso de estas plataformas, así como las consecuencias de su uso frecuente. Muchos de los beneficios de usar las redes sociales como cristiano son evidentes. Podemos alcanzar con el evangelio a algunas personas que de otra manera no podríamos impactar. Además, podemos compartir recursos útiles que promueven la semejanza a Cristo. También podemos edificarnos y animarnos mutuamente. Realmente hay muchos beneficios desde una perspectiva cristiana en el uso de las redes sociales.
Pero también hay un lado oscuro de las redes sociales. Algunos de estos riesgos pueden ser evidentes, pero otros pueden pasar desapercibidos. En un esfuerzo por ayudarnos a pensar en algunos de los peligros de las redes sociales, aquí hay siete riesgos de las redes sociales.
1. Las redes sociales pueden ser una pérdida de tiempo
La autodisciplina es una parte importante de lo que significa ser cristiano. Las redes sociales a menudo ocupan nuestro tiempo cuando podríamos estar trabajando duro y logrando cosas productivas. Muchos (incluyéndome) conocen muy bien la tentación de navegar por Twitter, Facebook o Instagram mientras se supone que estemos estudiando, escribiendo, leyendo u orando. A menudo lo racionalizamos diciendo que 5 minutos no es tiempo suficiente para hacer otra cosa, pero esos segmentos de 5 a 10 minutos desperdiciados se suman a lo largo del día.
Recuerde, el tiempo dedicado a mirar Facebook es tiempo que no recuperaremos (ej. Efesios 5:16). ¡Y puedo prometerle que Dios no lo recompensará por el tiempo que pasa mirando fotos de Instagram!
2. Las redes sociales pueden promover los celos
Aunque liberados del pecado, los cristianos todavía luchan con la carne. La carne anhela lo que tienen los demás. ¿Cuántas personas solteras están celosas de las relaciones que ven en las redes sociales? ¿Cuántas mamás desearían que sus hijos fueran más como los niños que ven representados en las redes sociales? ¿Cuántos desearían poder experimentar ese crucero de lujo? Todas estas son tentaciones relacionadas con los celos o la envidia – queremos lo que otros tienen y estamos descontentos con lo que Dios nos ha dado.
3. Las redes sociales pueden facilitar la jactancia
La otra cara de los celos es la jactancia, el alarde y la vanagloria. ¿Por qué publica la foto de su comida? ¿Por qué publica la foto de su auto nuevo? ¿Por qué publica sobre la promoción que obtuvo en el trabajo? A menudo podemos racionalizarlo, pero si somos honestos, muchas de las veces que publicamos nuestros logros es para que la gente nos vea como personas exitosas. Pecamos por fanfarronear.
4. Las redes sociales pueden generar chismes o calumnias
Nos encanta saber lo que está sucediendo y nos encanta hablar con nuestros amigos al respecto. Queremos conocer los detalles de la vida de todos y nos gusta compartir la primicia. No está mal disfrutar de las conversaciones digitales en las redes sociales. Pero haríamos bien en recordar que nuestras conversaciones digitales no deben pasar por alto las pautas claras de la Escritura en cuanto a la comunicación (ej. Efesios 4:29, 31; Mateo 12:36). Hay muchas cosas que no deberíamos decir (o leer) ya sea en la vida real o digitalmente.
5. Las redes sociales pueden alimentar la ansiedad
La mayoría de los estadounidenses obtienen sus noticias de las redes sociales y aparentemente Latinoamérica no se queda atrás. Estamos inundados de noticias todo el tiempo (la mayoría de las cuales son negativas). Constantemente recibimos información en cuanto a la crisis de salud, amenazas de guerra, hambruna, terroristas, tormentas, crisis políticas y financieras, etc. Es fácil concentrarse en las muchas dificultades del mundo y ponerse ansioso. Pero la Escritura nos manda a regocijarnos en Dios y confiar en Él (Filipenses 4:6). Pero a veces lo hacemos más difícil de lo necesario al inundarnos con tantas cosas que pueden causarnos ansiedad.
6. Las redes sociales pueden darnos una percepción errónea del éxito
A los ávidos usuarios de las redes sociales les gusta agradar a los demás (al menos en línea). De hecho, a menudo nos sentimos tentados a evaluar nuestro valor por la cantidad de “me gusta” que recibimos en nuestras publicaciones. Lamentablemente, muchos se han condicionado a tener un sentimiento de logro no al lograr alguna tarea importante, sino al ver cómo perciben los demás esa tarea en las redes sociales. En la vida real, lo que importa es el logro. Pero en las redes sociales, lo que importa es la percepción. Muchos de nosotros hemos cambiado la experiencia de la vida real por cómo nos perciben los demás. Y así hemos cambiado la sabiduría por la locura.
7. Las redes sociales pueden distraernos de lo esencial
Revisamos nuestros teléfonos todo el tiempo. Un estudio indicó que algunos de nosotros revisamos nuestros teléfonos cada 4.3 minutos. En el caso de muchos cristianos, lo primero que hacen por la mañana es levantar su teléfono inteligente, no orar ni abrir la Biblia. Esta compulsión de ver el teléfono se debe generalmente al deseo de estar conectado con nuestros perfiles sociales y las noticias. Pero esta adicción resulta en menos oración, lectura de calidad, tiempo devocional y relaciones de calidad en la vida real.
Podemos decir que las redes sociales no son malas para nuestro bienestar, pero la forma en que las usamos y el tiempo que invertimos en ellas a menudo demuestra que son nuestra mayor prioridad. Al mismo tiempo, pueden ser la mejor via para llegar con el mensaje de Dios a los Usiarios simpre y cuando se utilicen de la mejor manera.