Recientemente se conmemoró el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo). En el marco de dicho día, se han visto diferentes expresiones de mujeres denunciando la deuda histórica en términos de respeto, de reconocimiento de la dignidad y valía que la mujer tiene. La Organización de las Naciones Unidas ha hecho su parte, tocante a pedir a los gobiernos del mundo trabajar para evitar la violencia contra las mujeres y a pedir acciones que reivindiquen sus derechos, reconociendo la importancia de su rol en la sociedad.
A pesar de los esfuerzos hechos, la mujer sigue afrontando desventajas al compararla con el hombre, tocante, por ejemplo, a salario en condiciones similares de puestos de trabajo, sobrecarga en sus diferentes roles sin la ayuda directa del hombre, irrespeto, violencia, abuso sexual, “bullying” etcétera. Estas y otras acciones, provocan en la mujer, desanimo, depresión, desgaste físico y emocional y a veces hasta al suicidio.
Es admirable que, ante panoramas que le son desfavorables, la mujer siga mostrando los dones y habilidades que nuestro Creador le ha otorgado y continúa contribuyendo al desarrollo de la familia, de la Iglesia, de la sociedad y de su desarrollo mismo.
Por ello, me permito reflexionar y a la vez destacar, la gran oportunidad que tenemos como Iglesia, de abogar, de enseñar el valor que Dios le ha dado a la mujer y su participación en la mayordomía de la vida y de hacerlo en entornos eclesiales en donde, muchas veces, la mujer también es excluida, no valorada y limitada en cuanto al ejercicio de la importante función que Dios le ha delegado.
Sigue siendo tarea pendiente, el que se enseñe que ambos, hombres y mujeres somos llamados a vivir en acuerdo al diseño y creación divinos. Los hombres ejerciendo su rol de ser una cabeza que protege, que abraza, que valora. Y, las mujeres, en respeto y sujeción amorosa, ejerciendo su función en los diferentes ámbitos en donde Dios la coloca. Efesios 5:22-25.
Como hijas de Dios, debemos recordar ese momento creador, que puso a la mujer, junto al hombre, en el centro de la mayordomía de la creación y, más adelante, en el centro de su plan redentor para hombres y mujeres. Génesis 1: 26-31; Marcos 15:41; Juan 20:17.
Como iglesia, hombres y mujeres somos llamados a modelar el mutuo respeto, la convivencia sana entre hombres y mujeres, el reconocimiento del valor de ambos, la importancia de sus funciones, lo cual, redundará en familias más fuertes, congregaciones ejemplares y sociedades más justas.
Es importante también, invitarnos a las mujeres a ir por la vida agradeciendo a Dios por ser mujeres, hijas de Dios, sujetas de su amor, de su cuidado y, sobre todo de su plan redentor. Conocer esa identidad nos dará sobriedad en el ejercicio de nuestras funciones, no haciendo reclamos que no honran a Dios, no intentando demostrar quién es superior a quien, sino ejerciendo con alegría, con amor y respeto los dones que hemos recibido, ocupando el lugar que se nos asignó, cuando Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. Génesis 2:18 NVI.
Vayamos por la vida evitando violentarnos unas a otras. Si señalamos la violencia masculina, de la sociedad en general, no nos incluyamos, ofendiéndonos unas a otras. Amémonos, respetémonos, enseñemos el amor de Dios para la mujer y, en lo que podamos, estimulémonos al amor y a las buenas obras.
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” Efesios 2:10 NVI.
Por Carmen Bermúdez de Castro
Coordinadora Alianza Evangélica Mujer El Salvador
Carmen Bermúdez de Castro está casada con el pastor Roberto Armando Castro que es uno de los pastores de Iglesia Elim y juntos sirven juntos al Señor.
Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, conferencista en temas de Mujeres en El Salvador en Misión Cristiana Elim y en otras congregaciones fuera del país.
También fue parte de la delegación salvadoreña en el Congreso Laussana en Ciudad del Cabo, Sudáfrica en el año 2010 y actual delegada de El Salvador para la Comisión Alianza Evangélica Latina Mujer.
Es consejera espiritual en el campo de la mujer, en Misión Cristiana Elim y otras iglesias en el país y en el extranjero. Junto a su esposo, imparte conferencias para matrimonios en el país y en algunas iglesias en E.U.
Ha recibido, junto a otras mujeres, el galardón “Mujeres como la Reina Ester”, un reconocimiento a la mujer evangélica en El Salvador, que la facultad de Teología de la Universidad Cristiana de las Asambleas de Dios les entregó en el marco del Día Nacional de la Iglesia Evangélica en El Salvador el 30 de octubre de 2014.
También es Jefa del Departamento de Socios de Corporación Cristiana de Radio y Televisión de Misión Cristiana Elim y conductora de programa “Entre Libros” en Radio Restauración 100.5 FM
Fundadora y presidenta durante cinco años (2014-2018) de la asociación de mujeres ASIMUJER, organización sin fines de lucro, de ayuda comunitaria.
Escritora para el Devocional “Cada Día” que difunde el ministerio internacional La Hora de la Reforma. Devocional “Mujer y violencia” Escritora del libro “Al corazón de la mujer que sufre”. 2019 Elim Editores.